¿Hace frío verdad? El invierno avanza, enero se ha despedido con las temperaturas por los suelos y parece que en los primeros compases de febrero se mantendrá la misma tónica. Cuando baja el termómetro todo nuestro cuerpo lo nota, también nuestra piel. No se nos debe olvidar que la piel es el órgano más grande de nuestro organismo, alrededor de dos metros cuadrados en un adulto y aproximadamente 5 kilos de peso, por lo que no hay que pasar por alto todas las atenciones que ésta merece, especialmente si hablamos del rostro. La piel de nuestra cara se resiente con el frío pero también con la humedad, el viento… en definitiva, con el invierno. Por todo ello, hoy vamos a darte una serie de consejos o pautas para que tu piel luzca lo mejor posible en esta estación del año. Coge tu boli y toma nota.

  • Hidrata día y noche: La hidratación es fundamental siempre y especialmente necesaria en tiempos de frío cuando la piel presenta más índices de sequedad, algo que puede traducirse en un envejecimiento prematuro. Por todo ello no olvides hidratar bien de día y de noche tu cara con productos adecuados a tus necesidades, ya que como explicaremos en otro momento, cada persona tiene un tipo de piel distinta y no a todos nos vienen bien las mismas cremas.
  • Limpieza profunda:  Para que la piel pueda regenerarse es muy importante mantener unos hábitos regulares de limpieza. Cuando limpies tu piel, hazlo en profundidad, utilizando jabones o lociones y el correspondiente tónico. Ten en cuenta que una buena limpieza eliminará las impurezas de nuestra piel y la preparará para que pueda absorber los productos cosméticos que le aplicaremos después. La exfoliación también forma parte de la limpieza aunque te recomendamos que no la hagas más de una vez por semana porque podría ser contraproducente.
  • Cuidado con el agua caliente: Ya lo sabemos, en invierno parece de locos no ducharse o lavarse la cara con agua caliente. No obstante deberíamos evitarla a temperaturas demasiado elevadas, ya que favorece la deshidratación y hace que se pierda lubricación. Si nos pasamos en exceso podríamos provocarnos incluso alguna que otra rojez o irritación. Para evitar todo esto, lo ideal es usar agua tibia.
  • Protección solar, también en invierno: No debemos pasar por alto que los rayos del sol siguen incidiendo en nuestra piel aunque las temperaturas sean más bajas y tengamos la sensación de que no nos afecta. Es cierto que puede que no nos lleguen de forma tan agresiva como en verano, pero usar protección solar diaria debería ser un mandamiento esencial a lo largo de todo el año.
  • La alimentación, siempre tu aliada: La regla de oro siempre presente en cualquier proceso que tenga que ver con nuestro organismo, y es que ya sabéis como dice el dicho; somos lo que comemos. Para cuidar nuestra piel en invierno tenemos que intensificar la presencia de alimentos antioxidantes en nuestra dieta como el brócoli, el tomate, etc. Tendrás que potenciar también el consumo de vitamina C, presente en los cítricos. Por supuesto, no olvides beber abundante agua, entre litro y medio y dos diarios.

Ahora que te hemos recomendado nuestras normas básicas solo esperamos que tu piel siga brillando con luz propia. ¡Incluso en el Polo Norte!